En las escuelas dominicanas ocurren entre cinco y ocho pelas diarias entre los alumnos, promedió un diagnóstico realizado por el Consorcio de Educación Cívica de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), lo que motivó la creación de un diplomado para que los educadores prevengan la violencia de género y eviten convertirse en modelos de actos agresivos. La directora del Consorcio, la educadora Mu-Kien San Beng, explicó que niños, niñas y adolescentes reproducen los actos violentos, como golpes, riñas y peleas, de los que son testigos o víctimas en sus hogares o comunidades en los planteles escolares, siendo Santo Domingo Oeste, Jarabacoa y Cotuí las áreas donde ocurren hasta ochos conflictos al día.
Por esta razón que 250 maestros, de 46 escuelas de esas zonas, participarán en el diplomado “Prevención y respuesta a la violencia de género desde las escuelas”, con los auspicios de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).
El primer taller del diplomado se realizó el pasado sábado seis de febrero, en el Recinto Santo Tomás de Aquino de la PUCMM.
“Desde hace 12 años el Consorcio de Educación Cívica fortalece la ciudadanía a través de la enseñanza en las escuelas de los valores cívicos, pero no podremos tener ciudadanía si la familia es el principal foco de actos violentos que quitan la vida a las mujeres y a sus hijos; agresiones que la propinan otros que dicen ser compañeros o padres”, precisó Sang Ben.
Los educadores participantes en el diplomado imparten docencia en los niveles de quinto y sexto de básica, así como séptimo de media. Durante dos años serán instruidos con estrategias que contribuirán a identificar los elementos que constituyen la violencia de género en las escuelas, prevenirlos y responderles a los estudiantes que sean víctimas de estos actos.
El Consorcio también determinó en su estudio que maestros y maestras generan modelos de violencia en los alumnos al no saber disipar las peleas o al querer demostrar su autoridad en las aulas.
“Es lo que podemos llamar violencia institucional, puesto que son medidas que emanan desde la dirección y afectan los derechos de los alumnos. Por ejemplo, en los centros educativos de la República Dominicana se cierran los baños con llave o se impide que acudan a estos, lo que constituye una agresión; además, los maestros no están libres de reproducir la violencia de nuestra sociedad”, afirmó la psicóloga Rafaela Burgos, quien impartió la conferencia “Violencia en las escuelas dominicanas”, para comenzar el diplomado.
Sang Ben, también vicerrectora académica de la PUCMM, destacó la importancia de que se reestructuren las prácticas de enseñanza para prevenir la violencia de género en las escuelas y promover un ambiente seguro de aprendizaje para todos los estudiantes.
¿Niños o niñas?
Las educadoras del Consorcio, Adolfina Leger y Edita Doñé, atribuyen no sólo a la agresividad como consecuencia de los modelos agresivos de sus casas y barriadas; también la distracción y el aislamiento son síntomas de que los menores son víctimas de violencia.
Coincidieron que tanto niñas como niñas participan en peleas en igual proporción, desmitificando la creencia de que sólo los niños son agresivos. “No hay diferencias como antes entre sexo, lo que significa que los niveles de violencia son altos”, precisaron.
En el taller con el cual comenzó el diplomado también estuvieron Rocío Taveras, directora pedagógica del Consorcio; Sarah Guilamo, directora de Psicología de la PUCMM; y los directores distritales, Merido Sánchez y Clemencia Báez.
El proyecto está acompañado de materiales educativos con el título “Abriendo puertas”, en el cual se guía para reconocer y evitar la violencia.
Por esta razón que 250 maestros, de 46 escuelas de esas zonas, participarán en el diplomado “Prevención y respuesta a la violencia de género desde las escuelas”, con los auspicios de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).
El primer taller del diplomado se realizó el pasado sábado seis de febrero, en el Recinto Santo Tomás de Aquino de la PUCMM.
“Desde hace 12 años el Consorcio de Educación Cívica fortalece la ciudadanía a través de la enseñanza en las escuelas de los valores cívicos, pero no podremos tener ciudadanía si la familia es el principal foco de actos violentos que quitan la vida a las mujeres y a sus hijos; agresiones que la propinan otros que dicen ser compañeros o padres”, precisó Sang Ben.
Los educadores participantes en el diplomado imparten docencia en los niveles de quinto y sexto de básica, así como séptimo de media. Durante dos años serán instruidos con estrategias que contribuirán a identificar los elementos que constituyen la violencia de género en las escuelas, prevenirlos y responderles a los estudiantes que sean víctimas de estos actos.
El Consorcio también determinó en su estudio que maestros y maestras generan modelos de violencia en los alumnos al no saber disipar las peleas o al querer demostrar su autoridad en las aulas.
“Es lo que podemos llamar violencia institucional, puesto que son medidas que emanan desde la dirección y afectan los derechos de los alumnos. Por ejemplo, en los centros educativos de la República Dominicana se cierran los baños con llave o se impide que acudan a estos, lo que constituye una agresión; además, los maestros no están libres de reproducir la violencia de nuestra sociedad”, afirmó la psicóloga Rafaela Burgos, quien impartió la conferencia “Violencia en las escuelas dominicanas”, para comenzar el diplomado.
Sang Ben, también vicerrectora académica de la PUCMM, destacó la importancia de que se reestructuren las prácticas de enseñanza para prevenir la violencia de género en las escuelas y promover un ambiente seguro de aprendizaje para todos los estudiantes.
¿Niños o niñas?
Las educadoras del Consorcio, Adolfina Leger y Edita Doñé, atribuyen no sólo a la agresividad como consecuencia de los modelos agresivos de sus casas y barriadas; también la distracción y el aislamiento son síntomas de que los menores son víctimas de violencia.
Coincidieron que tanto niñas como niñas participan en peleas en igual proporción, desmitificando la creencia de que sólo los niños son agresivos. “No hay diferencias como antes entre sexo, lo que significa que los niveles de violencia son altos”, precisaron.
En el taller con el cual comenzó el diplomado también estuvieron Rocío Taveras, directora pedagógica del Consorcio; Sarah Guilamo, directora de Psicología de la PUCMM; y los directores distritales, Merido Sánchez y Clemencia Báez.
El proyecto está acompañado de materiales educativos con el título “Abriendo puertas”, en el cual se guía para reconocer y evitar la violencia.
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