Por: comederoarriba.com
Comedero Arriba: La salsa tiene el color de la tierra seca. Algunas de sus casas son trozos de madera techados con yagua o cana. Algunos hogares consiguieron cubrirse con hojas de zinc. Pero todos los habitantes obligatoriamente tienen que amasar lodo cuando llega la lluvia, porque 60 años de existencia no han sido suficientes para que en esta pobre y rural comunidad de comedero arriba las autoridades le construyan la calle principal. Ni siquiera el caliche se ha dejado ver por estas latitudes.
Para llegar aquí es necesario recorrer 5 kilómetros de paisaje agreste y accidentado, partiendo de la carretera La Sabana- Los Caboríes. La vista se va llenando de soledad y arboles hasta acercarse a los sembradíos de plátano, yuca, Maíz y batata que indican la entrada a la sección del municipio de Comedero Arriba.
Las actividades comerciales es totalmente nula porque en dicho paraje no existe un ventorrillos en donde puedan comprar los condimentos para la comida, por lo que tienen que trastalarse en caballo en motor hasta comedero para comprar los productos de primera necesidades.
Las palabras progreso y desarrollo sólo recorren la comunidad de La Salsa en tiempos de campaña política. Los niños descalzos también juegan, correteando y levantando polvo debajo del sol de las 11:00 de la mañana. Disfrutan cada minuto porque al mediodía deben vestirse para entrar a la escuela, que por cierto deben recorrer 5 kilometros para recibir docencia.
“Los políticos sólo vienen a buscar los votos en tiempo de elecciones congresuales, municipales y gubernamentales. Los moradores de esta demarcación se sustentan con las ganancias pírricas que le deja la agricultura, de manera que gran mayoría de los hogares no ha conseguido cambiar sus letrinas por inodoros, ni sus pisos de tierra por cemento. “Aquí se vive de agricultura y crianza.
Desde la primera hora del día los padres de familia andan con el machete al cinto, procurando que sus sembradíos cuenten con las mejores condiciones ambientales. La cosecha es finalmente transportada en camiones de alquiler. La pobreza material arropa completamente el panorama.
Se huele en los anafes encendidos con carbon y el fogón encendido con leña .
Cuando alguien se enferma tiene que recurrir a la creatividad para llegar a uno de los centros de salud de los pueblos de Comedero o Fantino, porque por estos lugares los dominicanos y las dominicanas ni siquiera tienen acceso a un botiquín público.
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